Una estufa de inducción lleva en su parte superior una placa vitrocerámica que calienta directamente el recipiente mediante un campo electromagnético, en lugar de calentarlo mediante calor producido por resistencias o fuego en el caso de estufas de gas.
Estas estufas utilizan un campo magnético alternante que magnetiza el material ferromagnético (acero o hierro fundido) del recipiente provocando que se caliente. Este proceso tiene menos pérdidas de energía. El material se agita magnéticamente, la energía absorbida se desprende en forma de calor y calienta el recipiente. Los recipientes deben contener un material ferromagnético al menos en la base, por lo que los de aluminio, terracota, cerámica, vidrio o cobre no pueden utilizarse con este tipo de estufas.
La naturaleza de esta forma de calentamiento la hace mucho más eficiente que la tradicional, pues se calienta directamente el recipiente a utilizar, y no indirectamente como otro tipos de estufas. Esto contribuye a un ahorro de energía cada vez más apreciado en la sociedad actual. La vitrocerámica de inducción detecta gracias a un sistema de sensores si hay o no recipiente adecuado sobre su superficie. En caso de no haberlo, no funciona. Además utiliza técnicas de procesado de señal para lograr un control eficiente de la potencia.
¡Cuéntanos si te gustaría tener este tipo de estufas en tu cocina!
Fuente: Wikipedia